En el verano del 2016 seguí practicando zumos, combinaciones como: algas con manzana y limón; hortalizas con zumo de limón, y con las frutas, propiamente del verano.
En agosto, llegan los melones y las sandías, y en la tienda, en la que compro, acababan de descargar una gran cantidad de ellas. Era un día muy caluroso, de esos en los que sólo te apetece comer fruta y pregunté que tal salían. El dueño de la tienda, se mantuvo en silencio, abrió una y me la dio a probar, cómo se hacía antiguamente. ¡Estaba deliciosa!
Me llevé la sandía y como era bastante grande para una sóla presona, pensé, trituro unos trozos y queda una bebida fresca para la tarde. Mientras cortaba los trozos de sandía se me ocurrió añadirle un toque de canela. Trituré, probé y realmente, el zumo estaba increíblemente bueno.
Al día siguiente, vino una amiga a casa y le ofrecí el zumo que acababa de preparar con lo que me quedaba de la sandía. Ella se quedó sorprendida con el sabor.
Hay una marca de mermeladas española, que utiliza en su publicidad una frase que me encanta: Tú lo llamas sabor, nosotros origen.
Tú lo llamas sabor, nosotros origen.
Realmente, la frase encierra mucha verdad, pues hacía muchos años que lo había comprobado con las patatas cocidas, patatas gallegas, en casa de unos amigos que trabajaban el campo. Cada tierra tiene sus productos de excelencia, con un sabor y aroma característico.
Por eso, hoy en día, cuando compramos y vemos que los productos llevan la marca de Denominación de origen, D.O., nos está indicando que es originario de un lugar determinado, cuya calidad o características se deben fundamental o exclusivamente al medio geográfico en particular, con los factores naturales y humanos inherentes a él, y cuyas fases de producción tienen lugar en su totalidad en la zona geográfica definida.(1)
Y, la Indicación geográfica, identifica que el producto, es originario de un lugar determinado, una región o un país, y que posee una cualidad determinada, que puede esencialmente atribuirse a su origen geográfico.
Estamos acostumbrados a ver estas etiquetas en los vinos y en los aceites de oliva virgen extra, A.O.V.E., pero en el resto de los productos también existen y realmente, si aprecias el sabor notarás la diferencia.
La tierra es fundamental, y como prueba de ello, siempre pongo el ejemplo de las patatas, para mí y es sólo un ejemplo, como las patatas gallegas no hay otras.
Sin olvidarme, claro está, de los productos que se cultivan en todas las tierras y que no llevan esas denominaciones, llevan la de Productos de la tierra, cultivados con la sabiduría que ha transcendido de generación en generación entre los agricultores. Huertas que están siempre próximas, productos que llegan frescos, llenos de aroma y sabor cada temporada del año.
